Lilypie Primer Ticker

viernes, 30 de noviembre de 2007

Me gusta el Tunning (Confesiones desde mi cubil II)

Me gusta el Tunning…y qué!

A una historiadora del arte, aunque a algunos les pese, no se le puede escapar el Tunning porque es “arte”, creación humana, y sólo humana, que junto a la razón y el logos, nos diferencia del resto de unidades multicelulares que constituyen el panorama biológico de este nuestro planeta.

Después de la introducción pasaré hablar del Tunning, para algunos un medio de vida underground, de barrios periféricos, el que no viva en un barrio periférico que tiré la primera piedra, porque aquí eso de ser de Beverly Hills se lo creen bien pocos, y porque no, también de mediopijos que se gastan la paga semanal en meterle tubarros rebienta oídos, de acero y cromo a su buga, porque el coche es el “buga” y punto pelota.

Me gusta el Tunnig, qué pasa, ahora lo grito a los cuatro vientos, un día dije no, qué chungo eso del tunning, los mascachapas, pero bueno bien visto es arte, transformación de la materia, jugar a ser Koji Kabuto y crear tu propio Mazinger Z, o nunca has soñado con poder decir “puños fuera” o tener el coche Fantástico (Kit), y que vaya sólo mientras esas parpadeantes luces rojas hacen de boca y te sueltan frases filosóficas que hasta al mismo Rousseau dejarían tieso, buah, yo me he tenido que conformar con los camiones de plástico que llenaba de graba o el teledirigido con esas pegatinas que tanto se llevaban de marcas famosas de “carros”, ahora mi bici es el diablo azul, pero va a dos ruedas, yo quiero un coche tuneaó con dos spoilers, las llantas de aleación de Vadisa, que son super ligeras y si las ruedas son de perfil bajo mucho mejor, para que se agarren al asfalto y no patinen cuando haces un trombo que la flipas delante de tus coleguis, mientras escuchas a Scooter qué crack, cómo me poneeeee!!! Qué pena que los míos sean tan victorianos y eso le parezca burdo e inapropiado de una señorita, qué si, que me gusta el Tunning!!!!

Ese arte de tematizar el buga, con sus faldones, que siempre rozan cuando subes el coche sobre la acera, tapar los focos de luz y meter los antinieblas, eso es para lucir el coche de noche, y ya no te digo na, cuando en los bajos haces una mini-instalación eléctrica no homologada, para colocar los neones de luz azul, puffff, en dos palabras: Im presionante.

Ahora hay salones del Tunning, donde se muestran las últimas novedades, los coches más tuneados, o los equipos de música más in, (el bombo, los twiters, la Pioneer, la pegata de SanzSport,…)

Ahora sólo falta que me compre el Dodge Viper SRT10 ACR, meterle la nitro, el Elvis, el ambicar y soñar con ser la prota de Fast & Furius!!!!

(Ver el vídeo de Scooter, aunque os parezca mascachapero, tiene un contenido filosófico-religioso muy bueno, y sino mirar el videoclip original, para que sepáis que las apariencias engañan, jajajajajaja, yo quiero ser mejor la prota de este videoclip, que tía más chunga, de verdad, como me pone Scooter, buf!!! Es Dios)

E.T. 25 años después

Nini, ninininiiiiiiiiiiiiiiniiii, nii ni nininiiiiiiiiiii, ohh el tierno E.T.


Cumple 25 años ya (1982), desde que vino a la Tierra y se fue a “su casa” a 3.000.000 de años luz de la Tierra, desde entonces no hemos sabido nada de él, supongo que le quedarán 2.999.975 años para volver si no me fallan los cálculos.
E.T. con su carita arrugada, sus ojitos azules, su color marrón, tan tierno él, envuelto en la mantita, mientras iba dentro de la cestita
de la bici de Elliott.


Es una película entrañable, que arrasó en las taquillas de todo el mundo, y encumbró a Spielberg, con 9 Óscar, como “el director”, un adulto con alma de niño.
Marcando a toda una generación, que como yo, aún lloran cuando
Elliott descubre el cuerpo de su amiguito interestelar en la camilla de los científicos o cuando se marcha a su lejano planeta...
Nini, ninininiiiiiiiiiiiiiiniiii, nii ni nininiiiiiiiiiii, FELICIDADES E.T.

Frase para pensar


“…puedo ser lo bastante antinietzscheniano como para darme cuenta
que las masas, a quienes yo llamaba estiércol, constituyen realmente
las fuerzas triunfantes de la historia, mientras que los césares y
los napoleones son simplemente chispazos producidos
por las botas de acero del ‘pueblo’…”

(Friedrich Nietzsche)

jueves, 8 de noviembre de 2007

Cosas que hice… y de las que no me arrepiento. (Confesiones desde mi cubil I)

Depilación retroactiva…

Tenía hace tiempo un pseudo-novio, bueno era una foca monje, pero le llamaremos Don Pimpón, y él quería una depilación, estilo Corporación Dermoestética y con los mismos resultados a láser, a ser posible, para lucir tetitas playeras.
Yo, joven e inexperta en esas lides me ofrecí voluntaria a experimentar con él, mis más oscuros deseos.

Una tarde de estío, quedándonos a solas, y sin nada mejor que hacer, saqué el tubo Deliplus de crema depilatoria, perfume floral, caducada años atrás, percatándome al momento que el plutonio ya estaba enriquecido y el olor a amoniaco apenas me permitía respirar, pero decidida a no salir de allí sin que hubiese terminado de manera perfecta mi trabajo, me puse manos a la obra.
Era mi regalo de cumpleaños, para tan extraordinario ser, para que os hagáis una idea era igualito a los animalitos primigenios sacados de las páginas de cualquier relato de terror de Lovecraft.
Untar, untar, como queso Philadelfia, bueno en este caso sería como queso Hacendado, ese pecho con plumón de oca, era mi cometido.Leí en las instrucciones que la crema se dejaba 3 minutos sobre la piel y después aclarábase con agua fría para retirar el producto; si esto está caducado lo dejaré media hora, pensando en que sus poderes habían menguado conforme al tiempo pasado.
Olor a barbacoa sentía yo, cuando le retiré el ungüento de la piel, detrás iban restos de pelos y dermis.

Qué horror, qué desatino, algunos pelos insurrectos mantenían posiciones, tiesos como lanzas, me miraban desafiantes. Estas escarpias se creen que pueden conmigo? Pues no.
Así que otra vez le di crema, estilo Vicks Vaporub. Y la dejé que fuese haciendo su camino 15 minutos en esta ocasión.
30+15=45 minutos total.

Claro, cuando se la quité me encontré en el estrato nº VI de la Troya de Homero, con vasos sanguíneos, esternón y si me apuras te diré que hasta pude verle los pulmones.
Sangre por doquier, una comenzón enorme, me sentía como Vlad Tepes con un otomano… (tradujese como un tonto a mano, jijijijijijiji!!!)

Oh, yo se qué hacer, en esos momentos... la cálida voz de mi madre me venía a mente, cuando me echaba polvillos de talco al culete teniéndolo escocido. Y eso hice, no sin antes lavar la herida como buena enfermera, que en esos momentos asiste al derrotado, después con los poros bien abiertos, le eché los polvos, así no te escocerá, le calmaba.
Llegó la hora de mirar esa joyita de la escaración, digna de un gran jefe tribal, y oh!!!! Pero qué ven mis ojos, el polvo de talco había fraguado, como los mocárabes de la Alambra (la Roja), pues a eso se añadía la rojez de su piel, antes tersa y joven, ahora….con quemaduras de 2º grado, toda una oda al Ubi Sunt, propia de Manrrique.
Pues inocente él, no tuvo más remedio que ir a urgencias, no sé si a que le colocasen injertos de piel de su culo, por lo peludo, pero el caso es que anduvo todo el verano con unos apósitos que les colocan a los quemados para que produzcan nueva piel, desde entonces se hizo llamar Wolverine, porque regeneraba que daba gusto, aunque doy fe que sus huesos no estaban recubiertos de adamantium.

Moraleja: Si tienes pelos te los dejas, y sino... atente a las consecuencias!!!

lunes, 5 de noviembre de 2007

Memento Mori (Recuérdame al morir)

Perdurar hasta la eternidad…
Desde tiempos remotos el ser humano le agradado ser recordado, que su rostro personalizase, como en el caso de las máscaras del El Fayum, los bustos romanos que se exhibían en la Basílica hechos a partir de cera y de la impresión del rostro del difunto, o las esculturas sobre sepulcros; la morada y la vida eterna.

La fotografía, invento que revolucionó otras artes, también sirvió como salvoconducto para el mundo funerario, atrapando cuerpos inertes, sobretodo de niños y jóvenes, cosa de la tasa de mortandad de este colectivo en las postrimerías del siglo XIX.

Muchos bebés aparecían en actitud dormida, a otros incluso se les pintaban ojitos y mejillas sonrosadas, todo un abanico escatológico del que podría dedicar un post de maquillaje funerario.
Los más pequeños, también aparecían acunados por sus progenitores, con cara de "no pasar nada", o rodeados de hermanitos mayores, como si fuesen fotos familiares.
Y el culmen de mostrar una imagen lo más “viva” posible, era abrir las cuencas oculares con cucharillas de café y colocar las órbitas oculares en su sitio, unido esto a la rigidez post mortem debía ser tarea harto compleja.

Las jóvenes, cual Ofelias sin su Macbeth, yacían esperando ese beso que nunca llegaría a despertarlas. Todo esto aderezado de un romanticismo subyugante, y una fuerte creencia en las ciencias paranormales, pues según dicen la fotografía captura el alma del retratado.
En el momento, los retratos post mortem mezclaban la melancolía por el ser querido fallecido con el misterio de la muerte y la pervivencia en la “memoria física” del hogar.

También implicaban un acercamiento a los primeros momentos del nacimiento de la fotografía, había de quedarse muy quieto, muy quieto, para no salir borroso en la imagen, y los fotógrafos gustosos jugaban con esa baza. La fotografía tenía gran importancia en estos momentos, testigo del desarrollo humano, retrataba el nacimiento, la comunión, la boda, y la muerte, las cuatro etapas básicas de una persona o los ritos de paso.

Hoy se considera un tabú, fotografiar un cadáver de manera artística, incluso algunos lo tacharían con alguna desviación de tipo necrofílica, pero es bien cierto que se hacían, servían para recordar a la persona fallecida, pues, en muchas ocasiones era la única imagen que poseía la familia, que incluso llevaban el cadáver al estudio fotográfico para esa captura de imagen.
O bien, tiempo después durante finales de ese mismo siglo XIX, circulaban como tarjetas de visita para coleccionar.